lunes, julio 28, 2014

Gaza y Rwanda

Ahora que he recuperado el blog, no actualizado con la asiduidad que debiera. Las razones son muchas (el trabajo, la MUP, otras obligaciones, que no tengo blogger en el móvil...). Pero no quería dejar de hablar de esto, es urgente.

Ayer estaba paseando al perro a buen ritmo mientras escuchaba la Cadena Ser y estaba Jon Sistiaga hablando de un reportaje que había realizado sobre la situación de convivencia en Rwanda después del genocidio del pueblo tutsi hace ya 20 años. Decía que pese a que la historia oficial es la reconciliación y la abolición de las diferencias étnicas (por decreto), la realidad no era tan generosa. Que ahora empiezan a salir los hutus que habían sido asesinos de las cárceles y vuelven a sus casas, a vivir al lado de sus vecinos tutsis supervivientes, y claro, aunque el discurso general es el perdón y demás, los tutsis no se fían de estos hutus porque en palabras de uno de los que hablaba en el reportaje "yo sé que si éste me hubiera encontrado, me hubiese matado", y el otro le confesaba a la cara que sí, que lo hubiese matado. Claro, de alguien así no te fías, pero en la puta vida te fías (con perdón.).

Me enrollo mucho y esto solo era el contexto. Lo que os venía a contar es que pusieron un trocito de conversación con un hutu ex-genocida que había ido cazando tutsis y decían que esta persona había matado niños tutsis de 3 y 5 años y confesaba haber aceptado dinero de padres tutsis para que a sus niños "les pegaran un tiro en la cabeza en vez de matarlos a machetazos".

Siento ser así de bestia, pero es así tal cual como lo oí. Yo esperaba oir "confesaba haber aceptado dinero de padres tutsis para que a sus niños "no les mataran", "les salvaran la vida", "les escondieran"... incluso me esperaba que el hutu hubiese cobrado y luego les hubiese matado igual. Lo que no me esperaba es a un padre, una madre, pidiéndole a su asesino, con dinero en la mano, que matase a sus hijos de un golpe de gracia en vez de coserlos a machetazos, que es lo que hacían los bestias de ellos.

Será la maternidad, serán las hormonas, pero ahí me puse a llorar, en medio de la calle, con la perra mirándome como si fuese una marciana, porque me dio un ataque de ansiedad, porque de repente visualicé a mi MUP, un machete, una pistola, y fue demasiado.

De esto hace 20 años y como decía otro colaborador en la entrevista, bestialidades de estas, genocidios, ocurren de vez en cuando en la humanidad, pero esta en partiuclar, es de antes de ayer y tanto las víctimas como los de los machetes están todavía vivos, todavía late.

Bueno pues ahora mismo hay otro genocidio en marcha, que es el de Gaza. Y también hay niños (ahí tenemos a la prensa sacándolos en portada todos los días, llenos de sangre, muertos, agonizando, otro día hablaré de esto de la ética periodística) niños pequeños, joder.

Será la maternidad, serán las hormonas, no sé, pero no puedo más. Cómo será el sufrimiento de esta gente si solo de imaginármelo ya me dan ataques de ansiedad.

Tengo mi opinión sobre el conflicto palestino, que otro día hablaremos de eso; pero no hay tiempo para política, para territorialidades y ostias históricas. Son niños. Hay que parar esto. Hamás, Israel, EEUU, ONU, Papa, quien coño pueda para esto que lo pare, que lo pare, que lo pare. Por favor. Que lo paren.






 

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