lunes, octubre 01, 2007

Sobre la mía.

Hay días en que simplemente necesitas alguien que te escuche. Pero resulta que, a veces, esos días, ni quien te escucha es el adecuado para hacerlo, ni quien está perfectamente facultado para ello está dispuesto, porque tiene sus propias historias. Y es en esos momentos, amigos, en los que una se da cuenta. Estamos aquí para amar, sí, pero hay una verdad innegable: estamos solos en esta aventura. Viajamos solos, y moriremos solos.
La esperanza es el deseo, que apenas acierto a susurrar: Sólo espero, en ese momento, sentir el tacto de tu mano sobre la mía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

�Solos? nena sube al metro a las 8 de la ma�ana y ver�s que no est�s sola. y ver�s como m�s de uno est� dispuesto a rozarte la mano y lo que no es la mano.
(apio)