Hoy debería estar hablando de la pobreza y de la semana de movilizaciones. Pero no puedo. Nos ha caído el Gran Marrón.
Justo cuando parecía que todo se encauzaba y que sólo había que preocuparse de mantener la felicidad en unos niveles aceptables entre la rutina del cariño y el éxtasis del enamoramiento. Justo cuando yo soñaba con todas esas fantasias de trabajo, y profesión y riesgo. Ya sabéis, ese vacío sideral que se abre a tus pies cuando acabas de estudiar y debes lanzarte al mercado junglal, digo, laboral.
Justo cuando decías que estabas mejor que nunca.
Justo cuando nos volvía a costar decir "te quiero", lo cual es bueno, significa que se dice de verdad otra vez.
En el momento en que volvíamos de aquel lugar donde ha residido la aventura.
Entonces, aparece El Gran Marrón.
El Gran Marrón es aquél que aparece de improviso, hace que nos rayemos y que no duermas hasta las 2 de la mañana, que te hace gruñir, me hace llorar, que nos enfada, que nos enfrenta, que saca lo peor de nosotros, nos hace sentirnos culpables el uno con el otro por no estar a la altura.
Y siempre es dinero.
Dinero.
Puto dinero.
Y pienso que miles de euros es demasiado para mí. Y para tí. Y pienso en la quiniela. En las prácticas no remuneradas. En las clases particulares y en el Burguer King. Y en Telepizza.
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Y entonces miro el banner en mi blog, que me hace recordar que, joder, tendríamos que estar dando gracias a Dios por haber nacido en esta parte del Planeta y dejarnos de lamentaciones, porque sabemos que tenemos pan para comer, lugar caliente en que dormir y la perspectiva más o menos segura de poder seguir adelante.
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Pero te recuerdo, recuerdo tu mirada perdida, preocupada; recuerdo tus reproches velados que no pretenden serlo, pero lo son, y joder, ójala tuviera todo ese dinero para regalártelo a tí. Sé que es egoísta. Tengo más de lo que me toca en el reparto mundial. Sé que no debo desearlo, pero ójala tuviese la pasta. Ójala, te la envolvería en un paquetito verde con una cinta dorada. Y te diría: "Feliz Desmarronamiento".
Y así poder devolverte todo lo que me das sin pedirme nada a cambio y que yo nunca te puedo devolver.
7 comentarios:
Oye, si te hace falta pasta tu me dices, que con esto de la publicidad nadamos en la abundancia.
Siru: es lo que tiene el capitalimo: unos tanto y otros tan poco.
¡Yo también quiero desmarronamiento!
(Y que ponga al portador, gracias).
Diga que sí camarada la culpa de todo es del capitalismo. ¿por cierto el comentario este dónde se cobra?
Catalanes, eh? Luego quejaos de los tópicos.
si están dispuestos a pagarme las copas yo no me quejo, que me llamene tacaña todo lo que quieran. Pero otra cosa es, que me digan tacaña después de invitarles a comer, por ahí no paso.
Apio, yo estoy dispuesto a pagarte las copas... Pero luego no te quejes eh??
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