lunes, enero 16, 2006

Hipocresías bautismales

Estamos en una época en la que todo lo religioso es antimoda. No es cool, es el opio del pueblo, es perder el tiempo, blablablá. Me parece muy bien, que hagan lo que quieran. Y que conste que yo estoy a favor del Estado aconfesional, la educación laica y la autofinanciación de la Iglesia. Pero eso no quita para que me toque los cojones, que tanto ateísmo y tanta leche, y luego viene el bautizo de Doña Leonor, y todo el país (este no, el de al lado), pendiente de cómo le echan agua del Jordan a la niña.
Primero, eso del agua del Jordan, es, con perdón, una pijada. Todo el protocolo huele a Naftalina a 500 kms, empezando con el faldón de 200 años, la pila de san-no-sé-quién, etc.
Segundo, huele a falsedad: la madre es una atea o agnóstica total y confesa, que yo sepa no había pisado una Iglesia hasta el día que se casó o unos meses antes. Que me parece muy bien, pero que ahora no hagan el paripé. Y como ella los de alrededor, igual. Se supone que bautizas a la niña y la educas en la fe. En una fe que hace opción por los pobres etc. Tú me dirás el ejemplo que le das a la niña con tanto faldón real, reverencia y pila bautismal reservada a herederos reales. Háblale luego a la niña del "déjalo todo y sígueme", se te rie en la cara, qué digo reir, carcajear. Va a ser una pija, y es normal.
Tercero. ¿A qué viene eso de convertir un sacramento en un espectáculo público? "Ha sido una ceremonia muy privada y familiar". JAJAJAJAJa. Sí, de la familia y de todas las televisiones. Me parece una vergüenza y una falta de respeto, sinceramente. Un sacramento se supone que es una cosa importante, no se vende. Excepto que te la pele el sacramento, en cuyo caso, mejor que no te lo den.
Y luego la gente dice que la Iglesia es contradictoria. Ay, necio, que ves la paja en el ojo del vecino y no ves la viga en el tuyo...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy contigo, pero chica, ya sabes cómo es esta España mía, esta España nuestra. El Bautizo tiene su simbolismo religioso sólo para unos pocos. Para el resto es como una presentación del niño en sociedad o algo así. Y lo mismo con otras ceremonias religiosas.

Por desgracia, esto del aparentar y del escaparate forma parte de nuestra cultura. Hace falta mucho para cambiarlo.