Puntas

Estamos de rebajas. O debería decir "están" porque debo pertenecer a ese escaso 1% de mujeres que ODIA ir de tiendas y aún más en rebajas. Pues como iba diciendo, estamos de rebajas y veo a mis compañeras de fatigas con las que comparto 8 horas diarias volviéndose locas con Zara y el Tinglés, para atrás y para delante con las bolsas.

Y he advertido algo: Que este año ya no se llevan los zapatos con punta. Sí, ya saben, los de "chúpame la punta, lámeme el tacón", con perdón.

Y una asiste estupefacta, ojiplática, al fenómeno. Porque las mismas personas o, digamos, colectivos, que hace cuestión de 12 meses me llamaban "antisistema", "demodé", en incluso "hortera" por empeñarme en mis zapatos normalitos tirando a redonditos y más bien con poco tacón, ahora alaban las glorias de esas especie de parisinas con punta redonda, ausencia de tacón y totalmente planas que se llevan; y de los zapatos con gran tacón, pero, OJO, nunca con punta, siempre redondos.

Me perdonarán los atentos espectadores la expresión pero: YO LO FLIPO.

Porque preguntadas el año pasado estas personas sobre si no le parecían absolutamente FEAS las botas de moda, que si te daban una patada te perforaban el gemelo, contestaban: "uy, pero si son preciosas, sientan estupendamente, mucho mejor que los que no tienen punta", y ahora resulta que les parecen preciosos los zapatos redondos. ¡¡Y luego soy yo la rara!!

Sinceramente, no sé qué pensará la gente sobre este fenómeno y si se sienten coherentes etc, pero yo prometo, por las horas que me costó el año pasado encontrar unos zapatos decentes sin punta de bruja que causara juanetes, que me niego a comprar lo que ese poder fáctico que son las marcas de ropa y la tele me mandan que compre. HE DICHO.