sábado, septiembre 10, 2005

Ignoramientos

Ya sé que postee ayer a la noche y hoy a la tarde, y eso es dos post en un día. Demasiado hasta para mí. Pero bueno, la inspiración viene cuando viene y llega sin avisar, así que es lo que hay.
Hoy toca sociología. ¿Os ha ocurrido alguna vez que hay determinadas personas a las que les da por ignoraros? A mí me ocurre con dos personas.
No sé si es que no soy suficientemente importante / dicharachera / simpática / inteligente o qué para que me hablen, pero el hecho es que si voy sola me plantan un levantamiento de cabeza como saludo, y si voy con mi chico al que conocen tanto o menos que a mí, se paran a hablar (con él) y de mí pasan como de la... eso, lo que todos habeis pensado. ¿Por qué? No lo entiendo.
Analicemos:
Hipótesis #1: que se creen más que yo (probable).
Hipótesis #2: que se encuentran tan obnubilados con mi presencia, de quien se hayan tan enamorados, que no se atreven, por timidez, a dirigirme la palabra (improbable).
Hipótesis #3: son un poco tontos (muy pero que muy probable). Por cierto, ahora que me doy cuenta es compatible con la hipótesis #1
Todo esto nos lleva a la hipótesis #4: que son un poco tontos y se creen más que yo y que los demás mortales en general.
En fin, el mundo está lleno de anormales de todos los pelajes. Ayer tuve la ocasión de vengarme de uno de ellos. Como sabéis, la venganza, al igual que en los caballeros Jedi, no se encuentra en mi naturaleza, pero por una vez dije, "qué leches" y devolví saña por saña. Así que cuando me encontré con uno de ellos y su novia a la que también conozco, pasé de él y hablé durante 10 minutos con ella, después de haberles, por supuesto, plantado dos besos a cada uno, que aunque tú no te des cuenta, te conozco, y te voy a ignorar a propósito.
No sé si el individuo en cuestión se percató del asunto (recordar hipótesis #3), pero por una vez, me ví resarcida de mi orgullo herido. "Qué te jodan" pensé.
Sísísísí, ya sé que hubiera sido mucho más elegante haberle demostrado que soy una persona educada (no como él) y que devuelvo bien por mal (no como él) y que estoy por encima de niñerias (no como él). Pero qué quereis que os diga. Eso es lo que suelo hacer y la experiencia me enseña que no se quedan con el cuento. Así que por una vez fui mala, y, madre mía, me encantó.
Es curioso lo que la gente puede hacer contigo. Bueno, una vez al año no hace daño.

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