No, no es un plagio a mi querida amiga Apio. Es la puñetera realidad. Asoma peligrosamente el michelín por encima de la línea de mis vaqueros, que cada vez me aprietan más la carne. Yo pensaba que empezar a hacer deporte me iba a solucionar el tema del apotema, pero por lo visto, voy a tener que dejar de engullir un poco para que surta efecto. Sobre todo a la vista de que este mes, que entre semana santa, pascua y puente no me apunté al gimnasio, el efecto ha sido devastador. Tarde es ya para la operación biquini, pero que le den. Además, en junio o Julio espero estar trabajando, así que no creo que se me vea mucho el pelo por la playa.
La cuestión es que ODIO los regimenes. Como todas, no te jode. Pero toda la fuerza de voluntad que tengo para estudiar, para privarme de cosas... se me va con el tema de la comida. Así que auguro un estrepitoso fracaso.
El otro día un amigo me dijo "Zibuk, pues yo te veo bien". Se ve que no tiene demasiada confianza, porque otras fuentes más cercanas ya me han dicho que tengo que controlar un poco. Y no es sospechoso esa fuente de que le molen las anoréxicas: ¡se enrolló conmigo!
Pues eso. Ya os iré contando. Se supone que ahora en verano cuesta menos comer ensaladita y tal. Ya os contaré. Si estoy un poco más amargada de lo habitual estos días, ya sabéis por qué es.
Por cierto, acabo de cenar pizza, y ¡cómo la voy a echar de menos!
2 comentarios:
A mi me pasa lo mismo, pero me veo en capaz. Seré un gordinflón el resto de mi vida, a menos que me apunte a "Cambio Radical".
Qué dices. Que vas por los michelines y sales con una nariz nueva, un corte de pelo en plan telenovela y unas tetas de plástico. Quita quita, donde esté el sistema tradicional...
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