Hoy estoy poética. Leed esta poesía, si es posible y no es mucho pedir, hasta el final, merece la pena.
Si todos nos sintiéramos hermanos.
( pues la sangre de un hombre ¿no es igual a otra sangre?).
Si nuestra alma se abriera (¿no es igual a otras almas?).
Si fuéramos humildes (el peso de las cosas ¿no iguala la estatura?)
Si el amor nos hiciera poner hombro con hombro,
fatiga con fatiga,
y lágrima con lágrima.
Si nos hiciéramos unos.
Unos con otros.
Unos junto a otros.
Por encima del fuego y de la nieve,
aún más allá del oro y de la espada.
Si hiciéramos un bloque sin fisura
con los dos mil millones
de rojos corazones que nos laten.
Si hincáramos los pies en nuestra tierra
y abriésemos los ojos, serenando la frente,
y empujáramos recio, con el puño y la espalda,
y empujáramos recio, solamente hacia arriba,
¡qué hermosa estructura se alzaría del lodo!”.
Ángela Figuera Aymerich
miércoles, octubre 19, 2005
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1 comentario:
Tienes razón, mereca a la pena. Y eso que a mí la poesía no me va, ni como lectora ni mucho menos como "escritora", pero esa está muy bien.
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