Si te sientes triste, avísame. Avísame y correré donde estés. No me importa si llueve, si nieva, si hoy no pasa el autobús que me lleva a tu casa. Dime que me necesitas. Subiré por mi calle, torceré, atravesaré corriendo la carretera, pasaré por delante del centro comercial, del todo a cien, del cajero automático donde compramos las entradas para el cine, y en tu portal, resoplando por la carrera y el asma, llamaré al timbre, y no me importará quien esté en tu casa. Porque subiré, saludaré a quien me abra, te meteré en la cama, encederé la radio, bajita. Te arroparé y esperaré a que te quites todo de encima (siempre tienes calor) para tumbarme a tu lado, abrazarte, darte el beso que te traía desde casa. Un besito y una chocolatina. Esperaré a que te quedes dormido, hasta que se te pase. O hasta que, como siempre, empieces a acariciarme, y entonces, prepárate, porque pienso llevarte directamente hasta las estrellas. Y después, lloraré porque todavía no me creo que seamos tan felices. Y serás tú quien tendrás que besar mis lágrimas. Pero no será malo.
domingo, octubre 23, 2005
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1 comentario:
Demasiado intenso para mi, no el texto sino la situación...
Creo que si me dicen eso en serio me desmayo o algo....
;)
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